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INVESTIGACIÓN ESPACIAL

Bucólica escena del Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid (MDSCC), en Robledo de Chavela (Madrid), que pronto se va a quedar pequeño porque la NASA le va a añadir dos antenas parabólicas más. Sabemos que el Espacio es cada vez más grande y las antenas y equipos asociados no dan abasto. 

INVESTIGACIÓN ESPACIAL

Pío Baroja, declaró en repetidas ocasiones, que lo que más le interesaba de la Historia eran las anécdotas. Humildemente coincido con él, y ése es el enfoque que pretendo dar a esta mi página web que, o me espabilo –porque el tiempo pasa muy deprisa-, o quedarán reducidas a unos escasos chismes de los que cuenta el abuelo a los nietos (ya lo soy de siete), en invierno delante de la chimenea (que siempre tengo lista para tal fin).

            Simultáneamente al lanzamiento a la Luna del Apollo X (18 mayo 1969), desembarcaba yo en el puerto de El Grao de Valencia en el que desempeñaba la función de Oficial Radiotelegrafista en un barco de bandera liberiana.  Era a la sazón un jovenzuelo de 23 años, casado un mes antes, y con ningún deseo de separarme de mi mujer haciéndome de nuevo a la mar, como se espera de todo marino que ha estudiado esa carrera.

            ¿Pero cómo salté yo de la mar al “cielo”, así de repente? La culpable fue la eterna Eva, es decir, mi flamante esposa quien descubrió en el ABC, entre otros diarios, un anuncio en el que la mítica NASA pedía Radiotelegrafistas… (Reproduzco más adelante el auténtico anuncio.)

            La larga entrevista telefónica que mantuve en inglés con la mencionada Srta. Del Río, me convenció para dejar la náutica para siempre, y acceder al mundo mágico de la Investigación Espacial.

            Mi cita (ya para siempre) fue en la Estación de Seguimiento Espacial de la NASA para Vuelos Tripulados (Madrid Apollo MSFN) en Fresnedillas de la Oliva (Madrid). Allí doctos y hieráticos ingenieros norteamericanos y españoles, me hicieron pasar por rigurosos exámenes -cuál era su obligación-, y zafándome de ellos -al parecer con buen arte-, me encontré estudiando unos voluminosos librotes llenos de promesas, retos y sueños con los que unos hombres pretendían conquistar la Luna.

            Aquel Apollo Indoctrination, como se llamaba oficialmente, me cautivó, volcándome con todo mi juvenil entusiasmo en aprender de pe a pa aquellos escritos ambiciosos y oníricos, que me sorbieron el seso durante años. Luego siguieron otros programas, menos espectaculares, pero que mantuvieron nuestro entusiasmo y el de la comunidad científica, como el laboratorio espacial Skylab, el primer encuentro internacional espacial Apollo-Soyuz, (que consiguió desvanecer la temible Guerra Fría), y la impresionante saga de los 130 vuelos de los novísimos transbordadores (space shuttle) con sus legendarios nombres: Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y Endeavour.

            Pero nuestro planeta no tiene la exclusiva de la ciencia cósmica, y así la NASA se abrió al llamado Espacio Profundo (Deep Space), arrastrándonos con ella. De nuevo, aunque ya en la instalación de Robledo de Chavela, nos adentramos en el desconocido mundo del Sistema Solar, controlando sondas y satélites que fueron disipando las brumas de la ignorancia secular del hombre hacia el Universo. Nombres como: Pioneer, Mariner, Ranger, Viking, Mars, Magellan, Galileo, Cassini, etc., nos robaron durante décadas muchas horas de sueño, pero también acrecentaron imparablemente nuestro conocimiento del más allá.

            ¿Cómo no sentirme hechizado por tener una profesión plena de sobresaltos y enriquecedora de cognición a la vez? Lo he hecho durante 40 años en el aura de NASA-INTA, y he sentido la necesidad de divulgarlo en un sin número de artículos y conferencias que, dicho sea de paso, me han sabido a poco.

            Pero la navegación Astronáutica exige un extraordinario conocimiento de la Astronomía, para entender el porqué y el cuándo de los hallazgos que los ingenios humanos nos han ido desvelando y relatando. Así que volví la vista al cielo, esta vez apoyado en docenas de libros -algunos prestados en la biblioteca de la propia Estación de Seguimiento de Fresnedillas-, e impulsé mi creciente entusiasmo cósmico en todas direcciones, épocas, y países, que a la vez me incitaron a visitar multitud de lugares dispares y extraños por todo el planeta, en busca de añejos documentos y artilugios con que los hombres se habían valido para entender el universo visible, primero, e el intuido después.

El mencionado anuncio en la prensa que cambió el rumbo de mi vida de forma drástica, y la emblemática antena parabólica que me recibió, y con quien acabé teniendo un intenso “affair” por nuestra intensa relación técnico-profesional.

El antes y el después. Mi primera responsabilidad con el sistema de Microondas, que enlazaba las estaciones de Fresnedillas con la de Robledo, a mis 23 escuálidos años, y a la derecha, 36 años más tarde delante de la ciclópea antena de 70 metros de diámetro, escuchando lo más allá del más allá.

Estación de Fresnedillas. Panorámica de la sala de Computadores (enormes todos ellos), atendidos por mis compañeros: (izda. a dcha) de pie: Juan M. de la Fuente, José Mª Castellanos, Antonio Marbán, José L. García; (sentados) Santiago Segura, Javier García y el autor.

Febrero 1970. Mi primera gran nevada en la Estación de Fresnedillas. Al fondo la antena y los edificios de Operaciones (izda.) y la Planta de Energía (dcha.)

Febrero 1971. El autor a la entrada de la Estación de Fresnedillas, con la antena siguiendo a los astronautas del Apollo XIV, que se encontraban en la Luna (también en la imagen) cuando se tomó la foto.

Diciembre 1973. Vista aérea de la Estación de Robledo de Chavela, ya con su nueva antena enorme de 64 metros de diámetro (DSS-63), y la original de 26 metros (DSS-61). Foto tomada por el autor, con su compañero piloto José Antonio Ortega.

Junio 1976. Amena entrevista del autor al astronauta Ronald Evans, piloto del módulo de mando (CSM) del Apollo XVII, último en viajar a la Luna (diciembre 1972).

Innumerables y eternos fueron los turnos de noche “enganchados” a los equipos instalados en la superficie lunar por seis vuelos del programa Apollo, denominados ALSEP (Apollo Lunar Surface Experiment Package).

Junio 1976. El autor entrevistando al astronauta Owen Garriot, miembro de la tripulación del Skylab II.

1974. Consola de control de la antena parabólica de Fresnedillas durante el seguimiento de una de las órbitas del laboratorio espacial Skylab. El autor en funciones.

Junio 1976. El astronauta Gerald Carr, comandante del Skylab III, confía al autor detalles de sus experiencias durante los 84 días que permaneció en órbita terrestre, incluidos el Día de Acción de Gracias y las Navidades.

Tripulación doble de la misión internacional Apollo-Soyuz. (Izda. a dcha., en pie): Tomas Stafford (USA) y Alexei Leonov (URSS). (Sentados): Donald Slayton (USA), Vance Brand (USA), y Veley Kubasov (URSS). Autógrafos de los cinco astronautas al autor

1985. Nueva ubicación de la Estación de Fresnedillas con su equipo humano en la Estación de Robledo de Chavela. Momento de relajo del autor, con postura harto elocuente, a la espera de la próxima aparición por el horizonte del satélite orbital de turno.

17 dic 1999. La antena originaria de Robledo (DSS-61), que el 15 de julio de 1965 recibió las primeras 21 fotografías que le envió desde Marte la sonda Mariner IV, a unos 200 millones de kilómetros. Al autor le cupo, 34 años después, el triste honor de clausurarla con un seguimiento del satélite de rayos X, Chandra (Luna en sánscrito).

17 dic 1999. Último seguimiento oficial y cierre de la Estación Robledo I (DSS-61) fundadora del complejo del espacio profundo. (Izda. a dcha.) Agustín Chamarro, José M. Urech, Manuel Martin (supervisor), el autor (link controller), Antonio Rosich y Gregorio R. Pasero.

El autor de esta web ha tenido –desde que le captó la NASA-, un gran interés en divulgar al público en general las interesantes, e ignoradas a la vez, actividades versus la investigación espacial. En la foto, el autor aporta sus conocimientos en el Museo Lunar de Fresnedillas a un grupo de visitantes.

Panel pedagógico montado por el autor con el patrocinio del INTA, de la historia de las estaciones de seguimiento espacial operando en suelo español. La historia de todas ellas está refrendada por vistosos documentos filatélicos que constatan, con datos y fechas en sus matasellos, una selección de naves, sondas y satélites que han hecho historia.

Madrid. Casa de Vacas (Parque de El Retiro). Conferencia del autor sobre las misiones espaciales más sobresalientes operadas desde las instalaciones de la Estación Espacial de Madrid (MDSCC), en colaboración con el astronauta madrileño Michael E. López-Alegría.

MDSCC. Encrucijada de caminos hacia el Espacio. Dos “viejos” y entrañables camaradas, Carlos González y quien esto escribe, con 40 años de turnos de seguimiento de satélites a sus espaldas, se retratan exactamente en el sitio donde se conocieron, vigilados por la omnipresente antena de 70 metros (DSS-63).

Fresnedillas de la Oliva. Museo Lunar. Volviendo atrás en el tiempo al explicar a algunos visitantes el funcionamiento y utilidad de los equipos que manejábamos, con todo el mimo que requería la comunicación con hombres que se daban un garbeo por la Luna.

Orlando. Astronauts Party. Vísperas del lanzamiento del transbordador STS-113 Endeavour con Michael E. López-Alegría. (Izda. a dcha.) Andrés Ripoll (Director del Centro de Entrenamiento de Astronautas europeos), Daría López-Alegría (esposa de Michael), el autor, Sra. De Ripoll, y Sra. De Grandela. (Noviembre 2002).

2008. Grabación para el video institucional de la Estación Espacial de Madrid (MDSCC). Estudio improvisado en el domicilio del autor. (Izda. a dcha) Michael Plonsky, Pablo Bertrán, Michael E. López-Alegría, María Grandela, y el autor (de la vida de María y de esta web).

Fresnedillas. Casa de la Cultura. La Presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, exhibiendo junto al autor una camiseta conmemorativa del 40º aniversario del Apollo XI. A la derecha, celebración exultante del éxito del evento con el alcalde Fresnedillas, Antonio Reguilón.

Museo Lunar. Doble instantánea con el admirado astronauta Charles Duke, que pilotó el módulo lunar Orion (LM) del Apollo XVI en julio de 1972. Fue el más joven de los astronautas que pisó la Luna, con tan sólo 37 años. De trato agradable, discreto y humano, los encuentros del autor con él fueron un auténtico regalo. Nos acompaña mi gran amigo Carlos González.

En 1973 saqué esta foto de la antena de VHF para el seguimiento del Skylab, y 39 años después (2002) me acerqué al Kennedy Space Center para ver (y tocar si me dejaban) aquellos cohetes y naves que tanto había estudiado en los librotes de la Estación. Cohete J-2 del poderoso Saturno V.

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(Feb/1974) Diploma de reconocimiento de la NASA por mi dedicación a las 4 misiones del Programa SKYLAB. Recoge los emblemas oficiales de todas ellas y las firmas impresas de los 9 astronautas. Conseguí además personalmente las del doctor Owen Garriot y del comandante Jerry Carr. 1973 fue un año de intensa dedicación al SKYLAB, aunque tuvimos que volver a él para derribarlo en 1979.

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(8/11/2017) Fundación Telefónica. Madrid. Acto de inauguración de la exposición “Marte. La conquista de un sueño.” Asisten, entre otros los conferenciantes Héctor Guerrero, Ignacio Arruego y José Manuel Grandela, más la periodista científica Alicia Rivera, la Comisaria de la exposición María Branco y parte del equipo organizador.

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Con Luis Ruiz de Gopegui en el 40º aniversario de la llegada del Apollo XI a la Luna (Julio 2009), sito en el Centro Cultural de Fresnedillas. Le muestro el email que nos ha enviado con todo afecto desde allá arriba en órbita terrestre, felicitándonos, nuestro compatriota madrileño Michael E. López-Alegría, comandante de la Expedición XIV de la Estación Espacial Internacional (ISS).

Tan pronto como la Estación Madrid Apollo comunicó a Houston  el aterrizaje del módulo lunar "Eagle", los teletipos de las agencias de prensa  de todo el mundo  se lanzaron a compartir la noticia que tenía pendientes de la televisión  a más de 600 millones de personas. El "telex", como se denominaba internacionalmente informó de la gran noticia.

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(2007) Este vulpes vulpes (zorro) acudía a visitarnos todas las noches saltándose los controles, alambradas y demás sistemas de protección que rodeaban la MDSCC (Centro de control de Madrid para el Espacio Profundo). El pobrecito zorro se hacía visible al equipo entrante del turno de noche cuando acudíamos a cenar. Nos hicimos “amigos”, sobre todo si le ofrecía un suculento filete o similar.

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(2006) MDSCC (Robledo). Quizás la última foto que conservo in situ, en una de las cinco consolas de seguimiento espacial en las que pasé un cuarto de siglo. Faltaban ya pocos meses para mi jubilación. El libro en primer plano me recordará siempre que en ese momento estaba recibiendo los datos que la sonda interplanetaria SOHO (NASA y ESA) nos enviaba de sus observaciones del Sol.

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(3 may 2017) Museo Lunar de Fresnedillas. El periodista Enrique Teruel con su equipo nos entrevistó a mis ex compañeros Valeriano Claros, Ruiz de Gopegui, Alberto Martos y a mí para preparar un video que llamaron “De Madrid a la Luna”, que la Fundación Telefónica tiene expuesto permanentemente | #DeLaSierraALaLuna #Efemérides.

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Museo Lunar – Centro del Espacio y de la Ciencia. Fresnedillas de la Oliva. Madrid. Las incesantes mejoras en equipamiento técnico, documentación y aparatos “vintage” del Programa Apollo, las maquetas de las novedosas sondas todo terreno marcianas, y los concurridísimos talleres escolares, han propiciado que el Museo Lunar sea visitado por decenas de miles de visitantes. En la foto, la coordinadora y este autor.

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Beijing (Pekín). China. Esfera armilar de bronce perteneciente al Antiguo Observatorio de Beijing. Es el instrumento más antiguo conservado, (Dinastía 明 Míng. 1368-1644), y está completo, como se puede ver en mi foto. Yo la seguí la pista desde que la vi reproducida en un sello chino de 1953, en mi colección de Astronomía, y no he dudado en añadirlo a la foto que hice con todo entusiasmo en mi visita de 2014.

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Museo Smithsonian de Aeronáutica y del Espacio. Washington. 2023. Acaban de reabrir al público la sala de los cohetes, con un caprichoso desliz que hiere la memoria de la Historia. Los curadores, en un reprobable desatino, han cambiado la pintura original del cohete V2 (A4) (blanco y negro), por un verde intenso, alegando que querían así ocultar los “sombríos” orígenes bélicos de las V2 (A4), creadas por el Ejército alemán en la 2ª Guerra Mundial. Semejante desaguisado histórico es un desatino total.

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Museo Lunar de Fresnedillas. Madrid. Presentación del libro de José Manuel Grandela Durán, “Fresnedillas y los hombres de la Luna”.

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