1937. Guadalajara. Guerra Civil. Uno de los gigantescos camiones blindados desde los que Altavoz del Frente daba sus emisiones siguiendo las instrucciones del Comisariado del Ejército Popular. Bajo el enorme caparazón de hierro y acero, que les daba un aspecto de monstruos, el equipo microfónico, los amplificadores, y el altavoz, llevaron a cabo una pertinaz labor de guerra psicológica sobre la moral del enemigo de enfrente, que no podía impedir oír sus consignas porque su potente voz cruzaba sin freno las alambradas y la “tierra de nadie”, adentrándose varios kilómetros en la zona defendida por el Ejército Nacional.