Mi familia
(2014) Pedregal de Irimia. Fuente Miña. Meira (Lugo). Cuento hasta quince caras, y sí, es mi familia, es decir, lo que empecé a medias con Mari Carmen allá por 1969. En la foto nos agrupamos: una esposa –Ángela-; cuatro hijos carnales –María del Carmen, José Manuel, Carolina y Julia; tres adquiridos en la Vicaría y Registro –Mike, Rebeca y Álvaro-; y seis nietos –Clara, Ana, César, Valentina, Juan e Iria-. ¡Ah, y yo mismo, que me olvidaba, y no me salía la cuenta de los quince! El lugar elegido para la foto fue un capricho de todos, y un homenaje a la vez al patriarca de esta familia, el “abuelito” José Manuel (mi padre), que había nacido en 1910 junto a ese pedregal que oculta el nacimiento del río Miño, tan caudaloso y tan señor kilómetros después.
(1946) Un servidor a los pocos meses de nacer, y ya prometía. Se llevaban entonces estas fotos de criaturas lustrosas, para que las mamás se pavonearan con su infante en la dura época de la cartilla de racionamiento, obligada por la escasez de la posguerra que, dicho sea de paso, duró demasiados años.
(1949) Domingo de Ramos con mis queridos papás, José Manuel y Elena, en la calle de Bravo Murillo frente al histórico cuartel de Caballería de La Remonta. Mi gesto ceñudo lo han heredado algunos de mis nietos, a saber, la benjamina Iria, por ejemplo.
(1960) Chaval guapetón en un cercanías dominguero a Cercedilla, con una mini pandilla “heterosexual”, como dicen ahora los papanatas.- (dcha) Bautizando a mi herma Elena, (el “mendrugo” entre pañales). De padrinos mi tía Sefi, y un servidor.
(1961) Entre Pinto y Valdemoro. Acampada con mi escuadra de la Organización Juvenil Española (OJE). Leyendo cosas –hoy tan denostadas- como: “Prometo servir a mi Patria y procurar la unidad entre sus tierras y entre sus hombres.” Y en eso estoy.
(1963/5) (Izda) Viaje de Estudios a Santander. Circunspecto junto a mi compañero Ignacio Alemán, visitamos nuestro primer barco, el MN/Martín Zubizarreta en Santander.- (dcha) Viaje Fin de Carrera por la bullanguera Andalucía. Mi tocayo Nieto se abre por sevillanas rumbo a Sanlucar. Yo aplaudo.
(Marzo/1966). Soy el primero de la foto. Recluta marchoso y marcial, pisando firme en el Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) Nº 2, sito en Alcalá de Henares (Madrid). Fui de los pocos mozos que deseaba hacer la Mili. Tan raro era yo.
(2017) Instantánea furtiva del autor en su “bunker” o despacho madrileño, donde germinan escritos, afloran conferencias, se pergeñan entrevistas y brotan ideas, que siempre acaban traduciéndose en incontables horas de trabajo, preocupaciones, algún que otro berrinche, y ¿por qué no decirlo?, innegables satisfacciones emotivas que son el combustible para no detenerse nunca.
(10/8/2012) Santiago de Compostela. Museo de la Cultura GAIAS. Desde mis tres añitos (o antes), la avidez por la lectura ha sido una parte intrínseca de mi personalidad. Esta monumental escultura, si es que lo es, personifica muy acertadamente mi devoción por los textos escritos, sin importarme su soporte ni su edad. Los conserjes del Museo no me permitieron sentarme a leer el contenido de tan docta e ilustrada esfera. Estaba anocheciendo.
(Jul-Ago/1965) Pescara. (Italia). La Delegación Nacional de la Juventud me seleccionó (1º izda.) junto a otros cinco estudiantes de ambos sexos, para representar a España en el Congreso fundacional de la Federación Europea de Estudiantes, así como en la inauguración de la ambiciosa Universidad de Chieti-Pescara "Gabriele d'Annunzio", compuesta por trece Facultades. A pesar de los calores (ferragosto dicen en italiano), yo era muy formalito, llevaba con orgullo mi elección, y sufrí con estoicismo la chaqueta y corbata que otros desecharon destempladamente.
(1963) Santiago de Compostela. Plaza del Obradoiro. Saliendo del Hostal de los Reyes Católicos, camino de una recepción en el Ayuntamiento. Estoy justo en el centro de la foto, con mi indefectible cara de niño bueno y prudentito. Se auguraban tiempos cambiantes en España y en el resto de Europa, y fui elegido por el Estado para asistir a los primeros pasos de la Unión Paneuropea Internacional, que se transformó en el actual Parlamento Europeo. Fue elegido primer Presidente el Archiduque Otto de Habsburgo, heredero del Imperio Astro-Húngaro, a quien tuve ocasión de estrechar la mano.
(2013) Castellón. Allá por los años 50 del siglo pasado (¡claro!), en las fiestas de Ntrª Señora de las Victorias, patrona de Tetuán de las ídem, el Ayuntamiento local sacaba a pasear por las calles una troupe de gigantes y cabezudos danzantes al son de dulzainas y tamboriles. Una riada de niños los seguíamos con alborozo, pero siempre al quite de dar una espantada cuando se paraban de repente, y se volvían hacia nosotros, amenazantes, inclinando su gigantesco armazón. He tenido que hacerme muy mayor para osar acercarme y palpar sin titubeo a tales personajes inolvidables. La foto lo demuestra.
¡Beber es un gran placer, el agua para los peces, y “pa” las ranas, que nadan bien…! (canción vasca)
Sendas libaciones de un servidor en la Galicia profunda (izqda.) (2016), y en el Valladolid ferial (dcha). (1997). El recipiente óseo perteneció a un cornúpeta de armas tomar, dadas sus dimensiones, pero el largo trago supo acompañar las ricas viandas de la tierra. En cambio, el ligero y cristalino porrón, que ha presidido las mesas españolas durante un par de siglos, ofrece el riesgo adicional de guarrear la inmaculada pechera del inexperto bebedor. Yo me libré.
(1999) Plaza de toros. Ronda. Siempre a vueltas con el control de mi cintura. Hay muchas maneras de comprobar que, al igual que ocurre en el Universo, el vientre propio siempre tiende a expandirse. Comprobarlo con los pérfidos botones que se niegan a entrar en los ojales, es siempre motivo de desazón. Lo impactante es medir nuestro perímetro ecuatorial encajándote en este burladero centenario de la plaza de toros de Ronda. El ver un toro galopando hacia ti, hace el milagro de reducir dos o tres tallas tu cintura para no acabar empitonado. Efímero método de adelgazar.
Se llama Adrián, y hace el número siete de mis nietos. Es la primera vez que mis hijas me han dejado tenerlo en brazos (para eso son muy posesivas, y no se lo dejan a cualquiera), y yo tan feliz. El siete es un número bíblico y a la vez mágico, ¡vaya usted a saber por qué!, pero acepto sin dudar que este –aún- mendrugo humano haya traído consigo un halo benéfico que nos protegerá a toda la familia en años venideros. Le disculpo por no traer un pan debajo del brazo, pero es que no había sitio en el lugar de donde él venía.
Esta foto podría ser de Nazareth, Galilea o incluso Belén, pero no, fue tomada en Alpedrete, en la sierra de sierra de Guadarrama, en la Navidad de 2018, y es que allí hallé a mi guapísima nieta Ana ejerciendo de tahonera y donando sus obras a los peregrinos que acudían al anuncio angelical de que había nacido el niño Dios.
(16 feb 2018) Boda sui generis de la sobrina de Geli, Susana Navalón y Miguel Ángel. La instantánea es un recordatorio gráfico del “atraco” que me hicieron al pedirme que redactara un escrito para “adornar” el acto conciliatorio (que de eso se trataba). Apenas dispuse de unas horas para estrujarme el magín, y no lo debí hacer mal del todo a tenor de las sonrisas en las caras de los contrayentes y sus padrinos. Después me felicitaron. Aún no sé cómo salí de semejante trance.
Instantánea siempre emotiva de la celebración de un doble cumpleaños, el del patriarca de la familia Grandela, mi padre, y el de su hijo mayor, autor de estas líneas. Las velitas con los números 89 y 54, dan una resta de 35 años que separan 1910 de 1945, en los que nacimos ambos respectivamente. La foto fue tomada en nuestra casa de Robledo el 12 de septiembre de 1999, acudiendo todos los que pudieron, sumándose al acto de inflar los mofletes en ayuda de los dos cumpleañeros.
Es la Universidad de Plasencia (ahora), pero yo pasé una temporadita dentro de esas paredes vestido de caqui en el verano de 1966, simplemente porque cumplía con mi servicio a la Patria, y es que me enviaron desde la Capitanía General de Madrid al entonces regimiento Órdenes Militares nº 37 para responsabilizarme de la emisora de radio. El edificio ahora me parece bonito.
(1982) Ni es El Cairo, ni Alejandría, porque el atuendo es de por allá, sino nuestro hogar en Doctor Federico Rubio, en Madrid con mis churumbeles del alma. Acababa yo de tener mi primer encuentro con el milenario Egipto, cuando los turistas se contaban por cientos, y no por decenas de millares como ahora. De los muchos souvenirs que me ofrecieron, elegí el caftán que, como se ve, lo visten mis hijos con soltura y desparpajo.
(2016). Mis cuatro hijos como cuatro soles, ya sin caftán ni chilaba, y algo más maduritos, pero con un encanto arrobador. Esta particular muchachada, de izquierda a derecha: Mari Carmen, José Manuel, Julia y Carolina, me han regalado siete (7) nietos que, nada más nacer han sacado los pies de las alforjas, para orgullo de sus padres, y naturalmente, de sus abuelos.
Academia de Ingenieros del Ejército. (1999) La imposición de la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco, que luzco con orgullo, ha sido sin duda uno de los momentos más felices de mi vida, y si esa sensación es compartida por tus padres (que Dios tenga en el Cielo), la recompensa multiplica su efecto exponencialmente.
Morella. Castellón. (2013) En un viaje turístico por la provincia de Castellón, me encontré a estos cuatro energúmenos que, en seguida me hicieron recordar mi infancia allá en el barrio madrileño de Tetuán de las Victorias, por los años 40 y 50 del pasado siglo XX. Sigo recordando el pánico que me daban, siendo yo un crío, cuando mi padre me cogía en brazos y me aproximaba a aquellos “gigantes” estrafalarios, daba igual su sexo o ropaje demodé.